Un cambio ciudadano

Por Patricio Rosas Barrientos Diputado de la República

El viernes 11 de marzo, fuimos testigos de un paso trascendental en la historia de Chile, con la llegada al Gobierno del Presidente Gabriel Boric Font. Si bien nuestras tradiciones republicanas se hicieron presentes en cada detalle del cambio de mando, este proceso tuvo un sello especial: las ciudadanas y ciudadanos fueron protagonistas.

Cada señal que ha dado el presidente Boric durante estos días, tiene como eje principal a las personas. Cada discurso ha estado orientado a relevar aquello que es central para el nuevo Gobierno: el bienestar de una sociedad herida por la desigualdad y la falta de oportunidades. Hoy, cuando nuestro país atraviesa tiempos muy complejos por la pandemia, la crisis económica y política, la crisis humanitaria por la migración desregulada, etc. debemos propiciar cambios profundos y por ello es central implementar el programa transformador para un nuevo Chile, más justo y equitativo, que triunfó en las elecciones recientes.

Avanzar decididamente hacia una sociedad más justa se trata de una construcción colectiva donde todos cumplen un rol importante: los vecinos y vecinas; las organizaciones sociales; las autoridades locales y regionales; construir el futuro necesita del compromiso de todas y todos para ir corrigiendo las inequidades del mercado, del sistema, de la sociedad en su conjunto.

Otro mensaje relevante, apunta al rol de la mujer en la nueva administración y el fortalecimiento de las políticas públicas que se impulsarán en esa materia. La participación femenina en el devenir de Chile ha sido plasmada claramente en estas primeras semanas, y será esa motivación la que inspirará las transformaciones que el país necesita para avanzar.

Por otro lado, la necesaria y urgente tarea de lograr alcanzar mayores niveles de igualdad y bienestar social a corto, mediano y largo plazo, requerirá de una mayor preocupación por nuestros niños y niñas. Por eso, es fundamental abordar con claridad el fortalecimiento de la educación pública, en todos sus niveles, a modo de garantizar espacios de formación que permitan acortar las brechas y garantizar la calidad en la enseñanza preescolar, básica, media y superior.

Finalmente, es fundamental relevar el rol de las regiones y la descentralización en la construcción de este nuevo Chile. En ese sentido, las señales que ha dado el nuevo Gobierno, han sido claras. El despliegue en las regiones durante la primera semana de mandato, para abordar las situaciones mas complejas que afectan a la ciudadanía, habla del interés por una mayor equidad y relevancia de los territorios.  En esa línea, la designación de las autoridades regionales también ha sido una señal clara. Se ha priorizado el nombramiento de delegados y delegadas presidenciales con un alto nivel de experiencia política y social, pero lo más relevante, con el compromiso y la finalidad de estrechar la necesaria coordinación con los gobernadores regionales, electos popularmente desde el año pasado.

Por eso, este cambio ciudadano lleno de señales y compromisos, ha sido percibido por los chilenos y chilenas como un buen comienzo para el Gobierno más votado de la historia, porque da cuenta que lo que importa son todas las personas y no los intereses de solo una pequeña élite.

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