Desde el momento en que salió a la luz pública el caso Penta, comenzó un sinnúmero de cuestionamientos –lógicos- contra toda la clase política, pero particularmente contra la Alianza, aún cuando estas irregularidades afectaban a un solo partido, la UDI, siendo indiscriminadamente RN arrastrado al rechazo masivo por pertenecer a la misma coalición.
Ahora bien, es cierto que hay una investigación de por medio, la cual arrojará si existe algún delito que hubieren cometido los personeros de la UDI cuestionados. Pero más allá de la responsabilidad penal, lo cierto es que se cometieron irregularidades, en caso contrario no se habría producido el perdón de Moreira, el error involuntario de Ena, o este tremendo manto de dudas sobre Jovino Novoa, Golborne y el actual timonel de aquel partido. Y ante tales reconocimientos de anomalías, lo prudente habría sido un cambio en la directiva, una suspensión a la militancia mientras se efectúe la investigación, o cualquier otra medida disciplinaria que diera a conocer la posición como partido político, rechazando aquellos errores involuntarios que son de absoluta responsabilidad de cada persona, y no representan –se supone- el actuar ni el pensamiento de la Unión Demócrata Independiente, pero, lamentablemente al no realizar ningún tipo de acción ejemplificadora, tácitamente se entrega una imagen pública donde se reconoce un acto que pareciera ser común dentro de su colectividad, esto al no existir rechazo alguno. Por otro lado, este nuevo frente político que surge entre la UDI, RN, Evópoli y el PRI, fue una decisión acelerada, debiendo haber esperado el resultado de tales investigaciones, ya que de existir delitos, la UDI terminará de sepultar la escasa imagen que queda como oposición.
Pero tampoco hay que hacerse los ciegos y pensar que esto sucede sólo en los partidos de derecha, que serían supuestamente los que están ligados al empresariado. Hacer tal aseveración resultaría de una ingenuidad tremenda, misma ingenuidad con que este Gobierno ha tratado a la gente. Por ejemplo, en la participación del Ministro Undurraga en el caso Penta, o en las boletas del Senador Tuma que declaraba por el Senado para beneficios o actividades de carácter personal, también recordar el accidente “laboral” del Senador Navarro, o ahora último el tan irregular crédito millonario a la Pyme de la nuera de la Presidenta entregado por el Banco Chile de propiedad de AndrónicoLuksic, crédito que habría sido negociado el día después del triunfo de Bachelet en la elección del año pasado. Ojalá todas las pymes pudieran tener la oportunidad de postular siquiera a un mínimo porcetanje de estos 6.500 millones de pesos. Lamentablemente al enterarnos de estos hechos nos debemos hacer las siguientes preguntas ¿Porqué se le entrega tal cantidad a la nuera de la Presidenta? ¿Cuáles fueron las condiciones de dicho crédito? Y finalmente ¿Qué es lo que le debe la Presidenta al grupo Luksic? ¿Podrá gobernar y legislar libremente en todas aquellas materias donde se vean involucrados los intereses del grupo Luksic?. Esto es simplemente hacer de conocimiento público un hecho que se sabía a gritos, la dependencia del gobierno de los grandes grupos económicos.