Debilitamiento de la educación pública:

Hugo Ortiz De Filippi, Abogado.

Presidente del Consejo Regional de Los Ríos

Queremos, como se ha dicho tantas veces, una educación pública de calidad, pero lamentablemente hemos podido constatar en los últimos años, que existe un creciente debilitamiento de esta educación pública,  y entre otros factores y sin lugar a dudas el más relevante, son los paros o movilizaciones que hacen esos docentes, prácticamente todos los años, los que con razón, reclaman mejoras sustanciales para el desempeño de sus labores.

Pero sin duda, estos paros, han sido un factor determinante para que los padres hayan preferido en los últimos años, las escuelas particulares subvencionadas, ya que a ellos les interesa que sus hijos realmente aprendan. No les basta que los pasen de curso.

Solo entre 2013 y 2014, la educación municipal perdió casi 20 mil matrículas, concretamente 19.751, mientras en la última década ha perdido 550 mil matrículas.

            Es obvio que ese esfuerzo económico que han debido hacer los padres de esos 550.000 alumnos, no es con el ánimo de derrochar su dinero, sino que para darles mejores oportunidades a sus hijos.

Me permito destacar la carta “Paro docente” que publicó  hace unos días el Diario El Mercurio, y que fue firmada por académicos de varias universidades, por el Presidente de la Asociación Chile de Municipalidades, Alcalde Gonzalo Navarrete, que es militante del PPD y representantes de organizaciones especializadas en Educación, lamentando el paro de profesores y su impacto en la educación pública.

Cuando destaco la militancia del Alcalde Navarrete, es para dejar de manifiesto que el documento lo suscriben personas de distintas orientaciones políticas.

El gremio del magisterio exige derechos, lo que sin duda está muy bien, pero no pueden sus dirigentes negarse a mejorar los estándares, ni mucho menos, tener una carta de navegación, donde los paros o movilizaciones sean por tanto tiempo y todos los años.

Derechos y obligaciones, son las dos caras de una misma moneda. No hay derechos sin obligaciones.

 

 

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