Según datos que maneja la PDI, en enero del año pasado fueron denunciados un total de 80 delitos relacionados al ámbito económico; de éstos, 67, es decir, casi el 84% correspondió a ilícitos asociados a estafas o uso fraudulento de tarjeta de crédito o débito.
Tomando en consideración estas cifras, la PDI advierte a la comunidad respecto a las llamadas “estafas telefónicas”, las que tienen como principal propósito obtener bienes y ganancias y que se hacen más frecuentes en esta época, cuando las personas se alejan por algunos días de sus familiares con la finalidad de disfrutar de sus vacaciones.
Estas estafas son realizadas -en algunas ocasiones- en conjunto con personas privadas de libertad, quienes por medio del engaño hacen que asesoras del hogar, menores de edad o bien adultos mayores, entre otros, crean en sus relatos y entreguen artículos, dinero o claves bancarias.
Para concretar el delito, el delincuente realiza un llamado telefónico, entablando una conversación mediante una historia falsa, ya sea la del secuestro de un menor de edad, el recargo de tarjeta de celular prepago, un falso premio, o falsos policías que se comunican. Luego, explican a la víctima que debe entregar dinero, especies o claves bancarias a cambio de algo.
Hay oportunidades en las cuales esta entrega se hace de manera voluntaria por parte de la víctima y en otras, simplemente se finaliza en un delito de mayor connotación, como un robo con intimidación o violencia.
Quienes realizan los llamados, por lo general, no tienen contacto personal con el afectado puesto que están recluidos y poseen cierta experiencia en la dinámica del delito. Generalmente, cuentan con bases de datos adquiridas ilegalmente o simplemente buscan a personas por redes sociales u otro medio.
Asimismo, gracias al hábito delictual, tienen un alto grado de convencimiento y oratoria, lo que se convierte en una de las características primordiales en este delito, por la capacidad de distinguir las vulnerabilidades de las víctimas, y así obtener información de parte de éstas. El resto del equipo lo componen delincuentes que cometen el ilícito en sí, es decir, que se dedican a recoger el dinero o especies.
La recomendación en caso de recibir el llamado de un supuesto policía es primero, tratar de identificar quién llama. Preguntar nombre completo, cargo, unidad policial y solicitar un teléfono de red fija para verificar la información. No obstante ello, tener presente que ni la PDI ni Carabineros se comunicarán con usted o miembros de su familia para cobrar algún dinero o especie de valor a cambio de evitar un supuesto problema judicial con alguno de sus familiares.
Lógicamente, antes de acreditar la información anterior, no entregue datos personales, ni números secretos de tarjetas de crédito, claves bancarias, etc. Además, recuerde que las estafas telefónicas son realizadas por personas con habilidad para obtener sus datos, pero que no conocen su nombre, dirección ni al grupo familiar, por ende, lo que saben es lo que usted les revela durante la conversación.
Otra sugerencia importante es que eduque a su núcleo familiar y empleados para que no caigan en estos fraudes y detecten estas situaciones. Si recibe un llamado de un menor, el que supuestamente estaría secuestrado, en primer lugar debe calmarse y tratar de verificar la situación, si es que el menor dice ser su familiar. Evite poner en riesgo su integridad o su familia. Si enfrenta uno de estos llamados, limítese a informar a la policía y no vaya al encuentro de los estafadores cuando sean detectados.
De ser víctima de estos ilícitos, diríjase al cuartel policial más cercano a realizar la denuncia o llame al 134, aportando la mayor cantidad de antecedentes que permitan iniciar una investigación.