Por Juan Videla Alfaro , Académico Facultad de Enfermería U. Andrés Bello
El cuidado de los adultos mayores en Latinoamérica y el Caribe se ha convertido en una práctica creciente. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), más de 8 millones de personas mayores en la región no son capaces de realizar las actividades diarias por sí solos. En este grupo, un 12% tiene más de 60 años y un 27% supera los 80 años, cifras que aumenta debido a los cambios epidemiológicos actuales.
En el caso de Chile, más de 4 mil personas actúan como cuidadores informales de adultos mayores, tarea que recae principalmente en los hijos, y en especial, en las mujeres, quienes asumen este rol por su relación de hija o pareja del adulto mayor.
Este tipo de cuidado no da tregua, volviéndose cada vez más demandante con el paso del tiempo y conlleva a que el cuidador comience a postergar sus propias necesidades y actividades diarias, como la alimentación, el descanso, el sueño y el tiempo de ocio.
Lo anterior, genera un agotamiento profundo, tanto físico como mental y emocional, que es conocido como el Síndrome del Cuidador Quemado. Entre sus características se encuentran el estrés, la ansiedad, la irritabilidad, el insomnio, la pérdida de apetito, los sentimientos de culpabilidad, el aislamiento social y la soledad.
El primer paso para enfrentar este síndrome es reconocer la importancia de pedir ayuda a sus familiares e identificar qué actividades pueden manejar y cuáles requieren apoyo.
Las recomendaciones para que el cuidador se mantenga bien física y emocionalmente, es que establecer una rutina de sueño y que sea reparador, buena alimentación e hidratación, evitar el consumo de alcohol y tabaco, acordar con la familia una salida semanal y seguir al pie de la letra cualquier tratamiento médico personal.
Por otra parte, y para generar estrategias que promuevan la salud del cuidador, es necesario contactar un equipo de salud que no solo brinde conocimientos técnicos para mejorar la eficiencia del cuidado, sino que también permitirá al cuidador expresar sus vivencias y sentimientos.