Descentralización y Desarrollo Regional

Por Marco Leal, seremi de Gobierno de Los Ríos

 

Tenemos un motivo para estar felices, pues seguimos avanzando hacia una moderna democracia. Nuestro país enfrenta una oportunidad histórica de crecer hacia una verdadera descentralización, permitiendo que los territorios tengan real autonomía sobre sus propias decisiones, traduciéndose en mayor bienestar para la ciudadanía.

 

Nuestra Presidenta Michelle Bachelet firmó las indicaciones al proyecto de ley que refuerza la descentralización del país, un proyecto que se suma a la reforma constitucional firmado a fines de diciembre para que los intendentes sean elegidos democráticamente.

 

Así, nuestro Gobierno se hace cargo de una deuda histórica que el Estado tiene hace décadas con la descentralización y el desarrollo regional. Por lo tanto, luego de recibir la propuesta de la Comisión Asesora Presidencial, se está trabajando en cuatro ejes relativos a este tema: reformas constitucionales; mayores capacidades y competencias administrativas; incremento de recursos para las regiones, y más democracia y representación para todos los territorios.

 

Es por esto que la elección democrática del intendente regional era una prioridad. Y contrario a lo que muchos dijeron, el nuevo intendente no será un cargo sin funciones; ya que tendrá la responsabilidad de planificar el territorio regional y urbano, será el administrador del Fondo Nacional de Desarrollo Regional y aplicará las políticas sociales, de fomento productivo y de infraestructura en la zona.

 

Además, el proyecto de descentralización contempla la creación de las divisiones de Fomento e Industria, Desarrollo Social y Humano, e Infraestructura y Transportes al interior de los Gobiernos Regionales; dotando así a las regiones de herramientas necesarias para forjar un Chile mejor, donde cada región tenga el poder para decidir su destino.

 

Con estas medidas se fortalece la democracia local y se abordan las inequidades territoriales que afectan a nuestro país producto del centralismo, el que no solo es un freno a su crecimiento y competitividad, sino además un generador de desigualdades, ya que condiciona las posibilidades que tienen las personas de acceder a una mejor calidad de vida de acuerdo al lugar en que nacen o donde viven.

Related Articles