Por Guido Asencio
Académico
El cooperativismo surge como una alternativa para mejorar las condiciones económicas, sociales y culturales de muchos países tanto desarrollados como en vías de serlo, estando presente prácticamente en todas las ramas de la actividad económica. En este caso se analizarán sus ventajas para aportar a la recuperación económica y aporte al desarrollo social local como una alternativa validada en diferentes instancias.
La definición de cooperativa corresponde a asociaciones que, de conformidad con el principio de ayuda mutua con el objeto de mejorar las condiciones de vida de sus socios, sus características se centran en la igualdad de derechos y obligaciones de sus socios, una persona un voto, pueden acogerse a retiro voluntario, sus excedentes deben distribuirse a las operaciones con sus socios a prorrata de aquellas.
Una de las ventajas de las cooperativas está dada con la reducción de costos, para aprovechar economías a escala, lo cual les permite generar negociaciones, estableciendo un poder comprador mucho más amplio actuando en conjunto, dando pie a insertarse a diferentes mercados con una posición más fortalecida frente a otras entidades individuales.
Dentro de su estructura societal se promueve una actuación en conjunto con valores basados en la confianza, estableciendo premisas que incluyen la práctica de una democracia participativa, igualdad entre los asociados, equidad (aportando al problema de distribución del ingreso) y solidaridad, lo cual tiene su origen en el propio trabajo colaborativo que promueven, algunos países inclusive lo asocian como un instrumento potente para promocionar una verdadera economía social, dándole una importancia especial al concepto de capital social.
En materia normativa, en Chile existe el DFL N° 502 del año 1978 y más tarde la dictación de la Ley 19.832 del año 2002 que viene a modificar e incluir aspectos que reflejan la realidad actual de país, entregándole un fuerte énfasis al desarrollo de las economías locales a través de cooperativas de trabajo, de servicio, de consumo, pesqueras, agrícolas y campesinas.
Un ejemplo concreto en tiempos de pandemia, el desarrollo de una cooperativa de consumo implica la organización de varias personas para realizar compras en conjunto, lo cual es posible con una necesaria formalización, que implica la obligación tributaria de declarar impuestos mensuales, pero lo importante en esta vorágine de procedimientos es que es completamente posible recuperar el impuesto pagado, por lo tanto, constituye una forma absolutamente palpable a la hora de constituir una entidad que busque el sentido de cooperación entre sus integrantes.
Con el ejemplo anterior, es posible vislumbrar una forma de cooperación que está al alcance de nuestra legislación, para lo cual se ofrecen otros aspectos a considerar que hacen más atractiva su estructura en términos administrativos, dejando libertad a la forma de constituirse y organizarse, buscando una inclusión voluntaria, aparejado de un componente democrático, entre otros elementos que vienen a fortalecer el sentido comunitario.
Por otro lado, las cooperativas crean un “valor económico y social” (Borzaga y Galera; 2012) lo cual implica un compromiso con la ciudadanía, que debe ejerce con principios éticos, hoy se habla mucho de las nuevas formas de plantearnos frente a la economía, lo cual requiere cambiar el rumbo hacia la cooperación para reemplazar la competencia que estábamos acostumbrados a ver en todo ámbito, que ha sido ayudado por el lenguaje que se ha usado frecuentemente en las escuelas de negocios, donde la competencia y el posicionamiento se enseña como una forma de subsistir en el entorno, sin embargo, el cambio de switch hoy obliga a repensar ese posicionamiento valorando a lo otro como parte importante del sistema, donde ambos pueden desarrollarse dentro de un mismo espacio.
Finalmente resulta importante destacar el rol que cumplen las cooperativas para el restablecimiento de las economías, representando un modelo que en muchos lugares ha estado dormido por años en el baúl de los recuerdos, pero que hace falta despolvarlo para despertar esa capacidad de encontrar los aspectos que nos conectan con el bien común y la resiliencia organizativa tan necesaria para nuestros tiempos.