Por Fernanda Valdivieso, directora de Pacto Chileno de los Plásticos
La contaminación por plásticos se ha transformado en un problema difícil de ignorar. Para el Pacto Chileno de los Plásticos (PCP), que trabaja directamente en este tema, eso es una buena noticia.
El hecho que la 50ª edición del día mundial del medio ambiente -celebrado anualmente el 5 de junio- se haya centrado en esta temática, justo cerrando, en París, el segundo Comité Intergubernamental de Negociación (INC-2) del Tratado Global para poner fin a la contaminación por plásticos, con foco en el medio marino, da cuenta del interés y necesidad de priorizar esta problemática y de generar medidas ambientales transformadoras. Coincidentemente, el 8 de junio se conmemora el día mundial de los océanos, fecha en la que visibilizamos el papel vital que éstos cumplen, por ejemplo, en la regulación del clima y en la provisión de biodiversidad y alimentos; así como las amenazas que enfrentan, incluida la contaminación por plásticos.
El mejor residuo es el que no se genera, y esa premisa que sostiene el PCP llama a reflexionar y trabajar colaborativamente para avanzar hacia una economía circular de los plásticos, minimizando la generación de residuos y aprovechando al máximo los recursos y materias primas existentes. En lugar de seguir produciendo y consumiendo de manera lineal, la economía circular propone extender los ciclos de vida de los materiales y productos, reutilizándolos y recuperándolos en lugar de desecharlos. En el caso de los envases plásticos, esto hace especial sentido y es particularmente necesario, dada la extensa vida útil que pueden tener si se promueve su adecuado diseño y gestión con foco en su reutilización y reciclaje.
El avanzar en estrategias para potenciar modelos de reúso es fundamental. En Chile, la reciente celebración del día de la reutilización impulsada por Coca-Cola, Plastic Oceans y País Circular- todos miembros del PCP- destacó la importancia de esta práctica, considerando que según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), para el 2040, los modelos de reúso podrían disminuir en un 30% la contaminación por plásticos. Pocos días antes, Oceana, ANIR y Algramo, presentaron un informe sobre los instrumentos para promover el reúso de envases y embalajes en Chile y disminuir la generación de residuos.
En cuanto al reciclaje, en septiembre entrarán en vigencia las metas de envases y embalajes de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), lo que constituye un gran desafío considerando que se consumieron 970.000 toneladas de plástico (2020) y se recicló solo un 9,6% de ese total. La educación, concientización y participación activa de la ciudadanía será uno de los aspectos fundamentales para que la recolección de los residuos sea efectiva en cantidad y calidad. Junto con esto será necesario mejorar toda la infraestructura de reciclaje, y aumentar la demanda de materiales reciclados. Es decir, su implementación requiere de la participación de múltiples actores y la responsabilidad es compartida.
Es alentador ver que los esfuerzos para avanzar hacia una economía circular de los plásticos están tomando impulso a nivel global y local. El Pacto Chileno de los Plásticos es parte de este movimiento, junto a las más de 45 empresas y organizaciones colaboradoras, que presentan a toda la cadena de valor del plástico, con más de 200 profesionales involucrados.
La economía circular de los plásticos no solo beneficia al medio ambiente, sino también a la economía en general. Según cifras de la Ellen Macarthur Foundation, la economía circular puede reducir el volumen de los plásticos que ingresan al océano en un 80% anual, generar ahorros de USD 200 mil millones y 700 mil puestos de trabajo adicionales. Un modelo circular es un motor de desarrollo sostenible que puede mejorar la calidad de vida de todos y todas.