La ludopatía o juego compulsivo: problemas, riesgos y consecuencias

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
El juego compulsivo, conocido también como “trastorno del juego”, corresponde al
“impulso incontrolable de continuar apostando sin importar los problemas y
consecuencias que eso tenga en la vida de las personas”. En rigor, el juego compulsivo es
un trastorno grave que puede destruir la vida de muchas personas.
De acuerdo con diversos estudios científicos, la ludopatía se caracteriza por una serie de
síntomas que afectan seriamente a quienes no pueden resistirse a la tentación de jugar y
hacer apuestas, entre los cuales se destacan:

  1. Estar obsesionado por apostar y por obtener más dinero para seguir apostando.
  2. Necesidad de apostar cantidades cada vez mayores de dinero para sentir la misma
    emoción.
  3. Hacer intentos por controlar, corregir o abandonar las apuestas y no poder
    hacerlo.
  4. Sentirse irritable e intranquilo cuando se intenta dejar las apuestas.
  5. Mentir a su familia para ocultar la gravedad de la manera en que juega
    compulsivamente.
  6. Intentar recuperar el dinero perdido apostando más.
    A raíz, precisamente, de la presencia de un comportamiento repetitivo, progresivo y
    descontrolado por apostar, el sujeto entra en una suerte de círculo vicioso del cual no
    logra escapar, ya que, con el fin de recuperar las pérdidas que ha tenido previamente en el
    juego, la persona comienza a apostar, incluso, mayores cantidades de dinero.
    La adicción al juego despierta en los ludópatas los mismos centros cerebrales que
    aquellos centros que se excitan con el consumo de alcohol y drogas. La compulsión que
    experimentan estas personas es de tal magnitud, que no les importa para nada su familia,
    mienten acerca de la cantidad de dinero perdido en el juego, pudiendo pasar días enteros
    al interior de un casino o centro de apuestas pensando sólo en jugar o cómo obtener más
    dinero para continuar apostando. A tal punto llega su ansiedad, que el sólo hecho de
    pensar que tienen que dejar de jugar por falta de dinero, los pone muy inquietos, ansiosos
    e irritables, hasta el grado de evaluar la posibilidad de cometer delitos: robar dinero de la
    familia, hurtar y malversar dineros de la empresa donde trabaja, mentir y manipular a las
    personas a las que el sujeto pide dinero prestado, etc.
    En casos extremos, estas personas entran en un estado tal de trastorno, ira y frustración
    que son capaces de asesinar a quienes tienen la mala suerte de cruzarse en su camino, tal
    como sucedió con un asiduo visitante de salas de juego, quien, luego de perder una
    considerable suma de dinero, no encontró nada mejor que descargar su rabia y frustración
    disparando al interior de un casino dejando un saldo de dos muertos y cuatro heridos, así
    como el posterior suicidio del autor de esta tragedia humana.
    Estos sujetos tienen serias dificultades para resistir el impulso a jugar, y es aquí donde
    aparecen las tragedias que pueden afectar a terceros –la familia, el trabajo, empleados del
    casino, etc.– ya que se produce una falta total de tolerancia a la frustración luego de

perder altas sumas de dinero, lo que conduce al ludópata a proyectar en otras personas su
propia irresponsabilidad y su incapacidad de controlar sus impulsos, estando la tragedia a
la vuelta de la esquina.

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