La maldad humana sí existe: el “factor D” de la maldad

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
El factor oscuro de la personalidad –o “factor D”, de “Dark”, oscuro en inglés– se
relaciona con una “serie de rasgos de personalidad que están asociados a la maldad
humana y que agrupa diversas actitudes y conductas que caracterizan a ciertos
individuos” y que son perjudiciales para las relaciones interpersonales.
De acuerdo con la psicóloga española Valeria Sabater, una experta en traumas, el ser
humano está biológicamente orientado hacia lo gregario, lo sociable, a experimentar
empatía por los demás y a cuidar a sus iguales a fin de poder sobrevivir como especie,
lo cierto, es que la maldad humana sí existe y se caracteriza por la capacidad que
muestran algunos sujetos para buscar en todo momento su propio y exclusivo
beneficio, así como también de provocar severos daños a los demás.
El Dr. Philip Zimbardo, un psicólogo que realizó diversos estudios acerca de cómo es
posible que personas buenas pueden volverse malvadas, se hizo conocido en todo el
mundo a raíz del famoso experimento de “la prisión de la Universidad de Stanford” y
en uno de sus libros titulado “El efecto Lúcifer. El porqué de la maldad” señalaba que la
conducta del mal tiene muchos rostros, en función de lo cual, en esta conducta había
“algo más que el simple deseo de degradar, humillar, controlar y causar daño a
nuestros propios semejantes”.
Se sabe que todos los seres humanos tienen la capacidad de ser violentos y agresivos
en algún momento de sus vidas, y lo único que hace la diferencia son las tendencias,
los matices, el grado o los niveles de violencia que emplea cada persona.
Si bien son conocidos los horripilantes casos de numerosos asesinos seriales como Ted
Bundy, Andrei Chikatilo, Jeffrey Dahmer, etc., así como los casos de malévolos asesinos
en masa, tales como Adolf Hitler, en Alemania, Josef Stalin, en Rusia, Mao Tse-Tung en
China, lo cierto, es que la maldad también puede ser algo más silenciosa y sibilina tal
como se aprecia en algunas figuras más cercanas a todos nosotros, tal como acontece,
por ejemplo, con esos padres o esas madres que maltratan, torturan y abusan de sus
hijos, aquellos niños y adolescentes que acosan, humillan y agreden a sus compañeros
de curso, gerentes de empresas que practican el maltrato, el abuso y el matonaje con
sus trabajadores o aquellos sujetos que amparados por su gran poder político o
económico –y que pueden estar en el Gobierno, tales como Vladimir Putin, en Rusia, o
Donald Trump, en EE.UU.– no dudan en abusar, mentir, manipular, violar y pasar por
encima de la gente a la cual dicen “representar”.
Los psicólogos Morten Moshagen, Benjamin Hilbig e Ingo Zettler, decidieron averiguar,
si en el ámbito de la maldad humana –al igual que sucede con “el factor ‘g’ que está
asociado a la inteligencia general”– había también un “factor general de la maldad” en
cada ser humano. Estos investigadores llevaron a cabo un estudio con una muestra de
2.500 personas, con resultados que fueron significativos. De acuerdo con el estudio,
habría, efectivamente, un componente general de la maldad, un componente que ellos
llamaron el “Factor Oscuro de la Personalidad o factor D”.
Este Factor D estaría conformado por una serie de rasgos oscuros de personalidad, un
factor que indica la tendencia psicológica de algunos individuos a priorizar sus propios
intereses y deseos personales por encima de cualquier otro aspecto, ya sea que se

trate de seres humanos o de otro tipo de circunstancias, sin mirar las serias
consecuencias que podría generar su conducta.
De acuerdo con los investigadores, algunos de los rasgos oscuros del Factor D serían
los siguientes: egoísmo, maquiavelismo, desconexión emocional, narcisismo,
psicopatía, sadismo, malevolencia e interés propio.
El factor D se entiende, entonces, como aquel tipo de “personalidad oscura donde se
integra una gran parte de los rasgos que caracterizan a la maldad humana”, así como la
búsqueda del propio beneficio y placer a costa del bienestar de los demás, con un
efecto adicional, a saber, que las personas que presentan este factor, siempre
encuentran una justificación para sus actos y conductas.
Los expertos en el tema señalan que si una persona tiene alguno de estos rasgos, es
muy probable que también presente otros: si le gusta humillar a la gente, es factible
que también mienta, robe, manipule o haga trampas.

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