Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
Sin duda alguna, a la mayoría de la gente le ha tocado tener la experiencia de
encontrarse con personas, las cuales, por distintas razones, evitan mirar a los ojos de
quienes tienen al frente. Más a menudo de lo que uno quisiera, nos encontramos,
tanto con hombres como así también con mujeres, que: (a) esquivan el contacto
visual, (b) bajan la cara, y que (c) hablan con la mirada puesta en otro lugar, como si
estuvieran divagando consigo mismas, al mismo tiempo que intentan mantener una
conversación con la persona que tienen ante sí.
¿Cuáles son las razones que explican este tipo de comportamiento? ¿Esconde el sujeto
algo que no quiere que sepamos? ¿Son individuos que tienen algún tipo de problema o
trastorno psicológico? Estas dos últimas preguntas, son las que más inquietan a una
persona cuando conoce a alguien que se comporta de esa manera, ya que darse
cuenta que: (a) rara vez la persona entra en el campo visual de quien se tiene al frente,
(b) que se esquiva la mirada y que (c) la conversación se torna algo extraña –sin tener
como punto de referencia las pupilas del interlocutor–, todo ello termina por hacer de
la situación algo desconcertante.
Ahora bien, ¿por qué razón se vuelve incómoda una conversación donde no hay
contacto visual? Muy simple: desde que somos pequeños se nos inculca y se nos
enseña que “debemos mirar a los ojos de las personas con las cuales hablamos”, ya
que esta conducta no sólo es una clara señal de respeto hacia la otra persona, sino
porque también se trata de un importante componente del proceso comunicativo, ya
que “la mirada representa una forma directa de conexión con el otro”, a fin de
expresar emociones, de permitir que quien se tiene al frente perciba una serie de
elementos claves tales como: que se está escuchando de manera activa, que se está
comprendiendo lo que la otra persona dice, que se experimenta empatía por aquello
que siente la otra persona, por cuanto, si hay un órgano del ser humano que está en
condiciones de expresar y demostrar la intensidad de las emociones, ese órgano son
los ojos.
Es por todo lo anterior, que resulta un tanto extraño que haya personas que evitan
mirar a los ojos de su interlocutor. Ahora bien, esta capacidad visual no es propia sólo
de los seres humanos, sino que también los animales dejan entrever en su mirada el
miedo, el temor o la alegría de ver a sus amos, o bien, la actitud amenazante que
adoptan cuando sienten que están en peligro.
Se sabe que la excitación, la ansiedad, el miedo, la ira, e incluso el deseo sexual están
en condiciones de provocar una dilatación de las pupilas, dilatación que,
generalmente, es acompañada por otros gestos faciales y/o corporales, a raíz de lo
cual, puede suceder que cuando alguien inicia una relación o está frente a una persona
que le gusta mucho, tienda un poco a esquivar la mirada como consecuencia del
nerviosismo, del temor a ponerse rojo de vergüenza (o eritrofobia) o que la otra
persona pueda percibir la intensidad de las emociones que embargan al sujeto.
Estas son situaciones o respuestas que uno podría considerar normales o
comprensibles, sin embargo, hay otros factores o variables que pueden explicar por
qué razón hay personas que evitan hacer contacto visual. Revisemos algunas de ellas:
- Inseguridad: las personas inseguras de sí mismas muestran la tendencia a
evitar mirar a los ojos de su interlocutor. - Timidez: representa una emoción que se manifiesta como una sensación de
incomodidad en situaciones sociales. Las personas tímidas, tienden a evitar la
mirada, a dudar en decir o hacer algo por el temor a ser notadas y convertirse
en el centro de atención, o bien, porque tienen miedo al rechazo. - Ansiedad social: las personas que sufren trastornos de ansiedad social suelen
evitar el contacto visual, porque temen ser juzgadas por los demás. - Ser sorprendido en una mentira: el hecho de evitar mirar a los ojos puede ser
una señal de que la persona está ocultando algo, o bien, de que está mintiendo. - Por un tema cultural: en algunas culturas asiáticas, evitar el contacto visual con
la persona que se tiene al frente puede ser una forma de respeto hacia la
autoridad o hacia la persona con la que se está hablando. - Sufrir algún trastorno del espectro autista: hay personas con claras
limitaciones de carácter social y/o comunicativo, a raíz de lo cual, presentan
dificultades para establecer una conexión emocional con el otro, condición que
les impide mantener la mirada con su interlocutor de turno. - Sobrecarga cognitiva: evitar el contacto visual puede representar una señal de
que la persona está sobrecargada cognitivamente, es decir, que está
procesando información compleja, o que está tratando de recordar algo.
Con respecto a este último punto, un grupo de neurocientíficos de la Universidad de
Kioto, Japón, demostró a través de un estudio, que hay “personas que tienen una
clara dificultad para sostener una conversación mientras mantienen el contacto
visual”. De acuerdo con lo que señala el líder del equipo investigador, el Dr. Shojo
Kaijmura, son muchas las personas que no están en condiciones de “combinar la tarea
de pensar las palabras correctas que van a decir, al mismo tiempo que centrarse en
los ojos y en la cara del sujeto que tienen al frente”, lo que determina que acaben
bajando el rostro, dirijan la mirada hacia otro lado y eviten el contacto visual a cada
instante.
Este llamativo e interesante estudio de la neurociencia permite ampliar, entonces, la
comprensión de por qué razón hay personas que no pueden mirarnos a los ojos.