Por Senadora Ena Von Baer
La promesa de la candidata Michelle Bachelet fue “educación gratis para todos”. Pero de este año el gobierno dio el primer paso en el incumplimiento de esta promesa. La ley que se suponía terminaría con el copago en la educación escolar, no cumple con el objetivo. Los padres que paguen una mensualidad superior a treinta mil pesos seguirán pagando por la educación que eligieron para sus hijos. El segundo paso hacia el incumplimiento ya se está vislumbrando ahora que el Ministro de Educación está empezando a afinar los detalles de la gratuidad de la Educación Superior.
Cuando el gobierno ingresó la reforma tributaria al Congreso desde la oposición planteamos que estaban poniendo “la carreta delante de los bueyes”, porque se estableció la recaudación de la reforma sin saber cuánto costaría la reforma educacional. Cuántas veces repetimos que sería mejor establecer qué se quería hacer en educación, luego cuánto costaba, para entonces buscar las fuentes de financiamiento. El gobierno inició el proceso al revés: definió la fuente de financiamiento, reforma tributaria; definió el monto a recaudar; y paso a paso el Ministro está decidiendo lo que quiere hacer. El problema es que ahora que llegó a la educación superior se ha dado cuenta que los fondos de la reforma tributaria no alcanzan. Es así como han surgido ideas como gravar con un impuesto adicional a aquellos que se licencien de la universidad.
Después de la masiva protesta estudiantil de esta semana, queda en evidencia la magnitud del problema que enfrenta el gobierno. Prometieron educación superior gratis para todos. Como la caja no cuadra están buscando una salida. El movimiento estudiantil ya no tiene paciencia. Es bastante predecible lo que va a pasar. El Ministro va a proponer un sistema en el que los alumnos que puedan acceder a la educación gratuita sean menos. ¿Cómo se hace eso? Fácil se establecen requisitos para las instituciones. Tal como se acaba de hacer en la educación escolar: sólo pueden estudiar gratis aquellos estudiantes que van a una institución sin fines de lucro, que tenga un sistema de admisión por tómbola etc. Mientras más requisitos establezca el Estado menos estudiantes podrán acceder, y más barata sale la medida. Sin embargo, la explicación del Ministro va a ser otra, como por ejemplo, que no se puede lucrar con la educación, o que no pueden ser instituciones privadas las beneficiadas por la medida etc. Pero la realidad va a ser otra: la promesa de campaña no se cumplió.
