Reelección Presidencial.

Por Felipe Mancilla Egresado de Derecho y consejero Nacional de R N

El día de ayer, parlamentarios de la Nueva Mayoría presentaron un proyecto de ley en el Congreso, que busca instaurar la reelección presidencial por un periodo único.

Para iniciar, convengamos que existe una especie de sensación colectiva, un reconocimiento tácito, que el periodo actual de ejercicio del Presidente de la República de 4 años en el cargo, produce una dificultad enorme,  en el sentido de generar grandes transformaciones o aplicar políticas públicas de largo plazo, quedando estas supeditadas a que la persona que asuma la presidencia con posterioridad, sea del mismo color político para que este le de continuidad en su aplicación.

Nuestro país, con el transcurso del tiempo, ha ido alcanzando no sólo un desarrollo económico, sino uno institucional, lo cual demanda a quienes estén de turno en el poder,  la creación de políticas a largo plazo y no cortoplacistas, ya que estas generan  ínfimos cambios, que sólo buscan una figuración mediática fugaz y una herramienta básica de obtención de votos pasajeros, y no un real interés en legislar conforme a las necesidades del Chile del 2014,  con visión y proyección a los años venideros. En este sentido, la moción de los parlamentarios me parece una medida razonable, en una materia que ya había surgido hace algún tiempo  de manera transversal.

Ahora bien, el asunto de fondo, no es si la reelección es una medida correcta o incorrecta, o si es exagerada en cuanto al tiempo que pudiere llegar a gobernar un presidente – 8 años, lo cual  parece de buenas a primeras un periodo no  exagerado-. El trasfondo en este tema, es que la Nueva Mayoría, ante la constante voluntad de instaurar a la fuerza, sistemas ideológicos izquierdistas, políticas refundacionales, y sin que surja con fuerza una figura dentro de su sector  que pueda ganar una futura elección presidencial, ahondando esta crisis de liderazgos, los bajísimos números alcanzados por este gobierno en las encuestas, el surgimiento de futuros candidatos presidenciales de la oposición, y no sólo uno, sino que a la figura del ex Presidente Piñera, a la tradicional opción de Andrés Allamand, ha irrumpido en este escenario, un liderazgo distinto, que rompe los esquemas del candidato tradicional de la derecha, alcanzando buenas cifras en las últimas mediciones, transformándose el Cote Ossandón como otra carta presidencial de nuestro sector, en desmedro del vacío del oficialismo. Ante esto, es que la Nueva Mayoría presenta este proyecto, en un camino de agonía y desesperación, donde sólo ven que la actual Presidenta podría ser la única carta presidencial que tienen hoy, aún cuando, su imagen y proyecto se han ido haciendo polvo, con constantes vacilaciones en su conducción política.

En consecuencia, no parece oportuno plantear este cambio constitucional, que paradójicamente ellos son partidarios de crear una nueva constitución y no de modificar la actual, por ser supuestamente ilegítima –lo cual es irrisorio-, pero ante las adversidades que afrontan, tan sólo a 9 meses de haber asumido, parece no tener límites las ansias de quedar parasitando 20 años nuevamente en el ejecutivo, pero esta vez, con un matiz rojo cada vez más intenso.

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